En el Decreto 428/2008, de 29 de julio, por el que se
establece la ordenación y las enseñanzas correspondientes a la Educación
Infantil en Andalucía se cita en su artículo 3.C, el siguiente objetivo:
“La Educación Infantil contribuirá a
desarrollar en los niños y niñas capacidades que le permitan conseguir entre
otros objetivos:
c) Comprender y representar algunas
nociones y relaciones lógicas y matemáticas referidas a situaciones de la vida
cotidiana, acercándose a estrategias de resolución de problemas”.
La palabra “matemáticas”
evoca en mí, recuerdos terribles en el aula. Una pizarra de fondo llena de
fórmulas interminables, un profesor@ “muy list@” intentando desenmadejar esos
símbolos y algún compañer@ privilegiad@ sonriente capaz de dar con la solución y que luego era él/la quien amablemente nos enseñaba algo al resto. Me preguntaba qué tenía que
ver aquello con mi mundo, y más si, luego, las calculadoras tan ágilmente te
resolvían las cuentas en milisegundos.
De aquellos tiempos saqué una clara
preferencia por las artes y las letras, así como cierta fobia a todo lo
numérico. Además de una baja autoestima para enfrentarme a problemas
cotidianos: la contabilidad doméstica, el ajuste de cuentas cuando compramos
algún regalo común en la escuela para un@ niñ@… No he perdido la esperanza, y
con toda mi buena intención, me presenté a ser tesorera de la Campana,
agradeciendo la oportunidad de reconciliarme con los números.
Partiendo de esta vivencia, me alegro enormemente cuando
observo a mis hijos cotidianamente plantearse las matemáticas como un juego con
el que disfrutan, con el que compiten sanamente, con el que se esfuerzan en dar
un paso más... Seguramente ellos vivirán siempre con alegría todos los
aprendizajes en este área, fundamentalmente porque se han iniciado con recursos
sencillos y muy cercanos a su día a día. No hay nada mejor para aprender que
sentir que el contenido es útil y que lo puedo conseguir junto a mis compas y
lo puedo compartir.